El Halloween que tiene su origen en el Samhain de los celtas y el Día de todos los santos del cristianismo y que se celebra en la noche del 31 de octubre principalmente en Estados Unidos parece mezclarse con nuestra tradición de Día de Muertos por la simple conveniencia de salir a pedir dulces con disfraces de brujas, vampiros, hombre-lobos, duendes, momias, diablitos, seres deformes, monstruos y hasta de scary movie…
La realidad es que ambas festividades, la de Día de Muertos y la de Halloween, son como agua y aceite, no se mezclan, ni lo harán jamás, y aunque algunos despistados adornan hasta en panteones a la american way, nuestra tradicional festividad prevalecerá hasta el fin de los tiempos.
Si, de niño yo también salí a pedir dulces, todos lo hicimos, pero ahora de grande y con la familia ponemos un pequeño altar dedicado a nuestros difuntos cada primero de noviembre, eso, supongo, todos lo hacemos, ¿o no?.