
En todas y cada una de las calles de nuestro Centro Histórico, enigmáticas y mágicas por tantísimo tiempo que ha corrido sobre ellas, si observamos con detenimiento detalles aparentemente insignificantes pero que suelen ser pistas a la vez demasiado obvias, podemos descubrir el México antiguo que se niega a desaparecer del todo, a pesar de la indiferencia y desinterés que nos cargamos.
Roldán es en apariencia una calle como cualquiera otra, excepto porque hace muchos años el tiempo y la historia navegaban sobre ella, era el paso obligado para los comerciantes que llegaban sobre sus canoas trajineras desde Xochimilco o Chalco a través de La Viga hasta llegar a la Acequia Real, así que de tan sólo saber que en el pasado este tramo era conocido como embarcadero y viendo la forma que tiene esta calle, uno no puede evitar imaginarse un poco como seria la vida en este lugar en aquel entonces.
Las trajineras ya no navegan por aquí y el tiempo jamás dejará de correr, pero nosotros siempre podemos caminar sobre lo que fuera la calle del embarcadero.

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