Después de 60 años nuestro Zócalo capitalino ha comenzado a ser restaurado, así poco a poco irán retirando el piso por donde tantas veces caminamos contemplando los alrededores, para ser sustituido por lo que denominan concreto hidráulico…
Y mientras avanza la demolición del asfalto, uno esperaría que de la tierra que va quedando al descubierto emergieran nuestros dioses ancestrales, total, qué les cuesta escarbar ligeramente un poco más profundo; recordemos que cuando en 1790 el conde de Revillagigedo, virrey de la todavía y no por mucho tiempo Nueva España, mandó nivelar el piso de la Plaza Mayor para el nuevo empedrado de entonces, encontraron la Piedra del Sol y un año después la Coatlicue, ojalá Mancera, como un moderno Revillagigedo, aprovechará esta oportunidad única para desenterrar algo de lo que los conquistadores quisieron que jamás nos enteráramos, lo único que se lo impediría son los tiempos que está obligado a cumplir por aquello de los festejos de septiembre.
Allí hice mi jura de bandera un 5 de mayo con López Portillo