En un autentico estado de miseria y entre indigentes, este perro del cual es difícil rastrear su origen, se mantiene en su base a duras penas en el jardín que se encuentra detrás de la Parroquia de Santa María La Redonda, a la altura de la esquina del Paseo de la Reforma y la calle Pedro Moreno, en la colonia Guerrero.
Alguien en algún momento decidió ponerle una capa de pintura que no le favorece en lo más mínimo, la pregunta es ¿cómo llegó hasta ahí?, recordemos que al prolongar el Paseo de la Reforma, partió en dos a la Guerrero, parte de lo que fue el antiguo barrio de Cuepopan, y además, no muy lejos estaba el Panteón de Santa Paula, que hoy en día es un fantasma de la ciudad en conjunto con todos sus difuntos de los cuales sólo dios conoce el paradero de sus huesos, quizá este perro de piedra adornó en algún momento una tumba o un mausoleo de aquel cementerio, uno nunca sabe…