Frente a lo que fue el convento de San Jerónimo en nuestro Centro Histórico, se encuentra este monumento de la Décima Musa mexicana, Sor Juana Inés de la Cruz.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, insigne mística y poetisa mexicana, autora del «Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis…», quien aprendió a leer y escribir a los tres años, aprendió todo cuanto era conocido en su época, aficionada a los libros, leyó a los clásicos griegos y romanos, y la teología del momento, aprendió latín en veinte lecciones, su afán de saber era tal que intentó convencer a su madre de que la enviase a la Universidad disfrazada de hombre, puesto que las mujeres no podían acceder a ésta; se dice que al estudiar una lección, cortaba un pedazo de su propio cabello si no la había aprendido correctamente, pues no le parecía bien que la cabeza estuviese cubierta de hermosuras si carecía de ideas.
Ingresó en la Orden de San Jerónimo, donde habitó hasta el día de su muerte en 1695, ahí tenía una celda de dos pisos y sirvientas, los estatutos de la orden le permitían estudiar, escribir, celebrar tertulias y recibir visitas, pero hacia 1693 dejó de escribir y pareció dedicarse más a labores religiosas al parecer debido a una conspiración misógina tramada en su contra, tras la cual fue condenada a dejar de escribir y se le obligó a cumplir lo que las autoridades eclesiásticas consideraban las tareas apropiadas de una monja.
Así en ese mundo dominado por hombres donde una mujer mas inteligente que ellos les parecía una aberración, Sor Juana Inés de la Cruz se despidió de la pluma escribiendo: «A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo»; tras renunciar a su verdadera vocación que ante los ojos de los religiosos les parecía mundana, se dedica a cuidar a las monjas contagiadas durante la gran epidemia que asoló al convento y a la capital de la Nueva España, contagiandose ella también y muriendo a las cuatro de la mañana del 17 de abril en ese sitio que hoy se le conoce como la Universidad del Claustro de Sor Juana.