Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central

En 1947 el arquitecto Carlos Obregón Santacilia le encargó a Diego Rivera este mural para el Hotel del Prado, casi cuarenta años más tarde el hotel quedó muy afectado después del sismo de septiembre del 85, por fortuna el mural no sufrió ningún daño, fue rescatado y trasladado a un espacio propio donde ahora se le puede observar, el Museo Mural Diego Rivera, que abrió sus puertas en 1988.

Abajó encontramos a un Diego Rivera niño de la mano de la Calavera Garbancera, actualmente por todos conocida como la Catrina, y junto a ésta, su creador José Guadalupe Posada, no podía faltar casi como una figura materna la presencia de Frida Khalo, quien sostiene en su mano el símbolo del Ying-Yang.

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Salón de Cabildos

El Antiguo Palacio del Ayuntamiento abrió sus puertas para mostrarnos algunos tesoros mucho más valiosos que los que podamos encontrar en los Pinos, esto es algo que casi todo mundo parece desconocer.

Lo que se aprecia en la imagen es un detalle del plafón del Salón de Cabildos, un mural en el techo conocido como Alegoría a la Patria del pintor Felix Parra realizado a principios de la última década del siglo XIX, pero además podemos encontrar los retratos de todos y cada uno de los virreyes que gobernaron la Nueva España, y quizá el más importante de todos estos tesoros, la primera acta de cabildo del 8 de marzo de 1524, entre otras cosas, de verdad que una visita a este pequeño lugar lo vale.

Creo que nos hace falta más interés por la historia de nuestra ciudad y menos morbo por saber con cuánta opulencia vivían los que nos han mal gobernado.

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La conquista de la energía

Entre los tesoros que se pueden encontrar en Ciudad Universitaria, destaca éste mural elaborado con la técnica de mosaico de vidrio por José Chávez Morado en 1952, según explica una placa al frente del Auditorio Alfonso Caso, Chávez Morado fue el último de los grandes muralistas en abandonarnos cuando dejó éste mundo casi a la edad de 94 años en diciembre del 2002.

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La piedad en el desierto

Entre los maravillosos murales que resguarda en su interior el Palacio de Bellas Artes podemos encontrarnos con ésta obra de Manuel Rodríguez Lozano, primer esposo de Carmen Mondragón, Nahui Olin, quien tras la ruptura con Rodríguez Lozano a principios de los años veinte comenzaría una nueva relación amorosa con el Doctor Atl.

Pintado en 1942, es un fresco sobre bastidor transportable que poca gente sabe realizó sobre un muro durante los cuatro meses que estuvo recluido en el Palacio de Lecumberri, y que hacía que los presos se persignaran y rezaran ante la imagen, finalmente en 1966 fue desprendido y trasladado al lugar donde desde entonces se le puede apreciar, ahora ya sin aquel halo de misticismo que lo rodeó en Lecumberri.

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Geografía del arte popular mexicano

Este mural de Miguel Covarrubias se exhibió por vez primera en el vestíbulo del Hotel del Prado en 1947, cuatro años después, en 1951, fue trasladado al Museo de Artes e Industrias Populares en Patzcuaro, Michoacán.

Actualmente permanece expuesto en el Museo de Artes Populares de la Ciudad de México, el MAP, donde a pesar de llamar fuertemente la atención por su enorme belleza, suele pasar desapercibido porque tiene la apariencia de ser mucho más reciente de lo que realmente es.

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Stephen Wiltshire y la Ciudad de México de memoria

En un espacio de cuatro metros de largo por uno de alto, Stephen Wiltshire dibuja de memoria la Ciudad de México en el lobby de la Torre BBVA Bancomer, comenzó el pasado lunes para finalizar su trabajo este viernes, esto después de que el domingo hizo un recorrido en helicóptero para grabarse los detalles de nuestra ciudad, la cual por cierto es la primera ciudad latinoamericana que dibuja.

Wiltshire, nacido en Londres, Inglaterra, fue diagnosticado con autismo y padece el síndrome de Savant, igualmente conocido como síndrome del sabio, con su memoria fotográfica ha dibujado a mano alzada grandes urbes como Nueva York, Londres, París, Madrid, Sídney, San Francisco, Singapur, Hong Kong, Dubai, Estambul y otras más, también el artista fue declarado Huésped Distinguido de la Ciudad de México por el gobierno de la CDMX.

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El equilibrio del caos

El Faro que se ubica en el Parque Popotla, mejor conocido como Parque Cañitas, fue intervenido no hace mucho con un par de murales, uno de Jorge Torres Galvão y el otro de Rodrigo Branco, ambos de nacionalidad brasileña, para el festival denominado Constructoarte.

Según explica Jorge Torres, su mural «es sobre la unión de dos mundos, uno espiritual y uno carnal, y el equilibrio de ese pasaje, de ese caos», todo esto quizá un poco la influencia de aquella leyenda sobre la Casa de Cañitas que se encuentra muy cerca del lugar.

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Única e irrepetible

De esas veces en que estás en un sitio donde todo mundo ha tomado demasiadas fotos, he intentas encontrar una perspectiva completamente diferente de ese punto de la ciudad, buscando un angulo que consideras que igual a lo mejor nadie usó con anterioridad, algo muy poco probable habiendo tantísimos admiradores de ésta, nuestra gran CDMX, y de pronto…

Aparece un personaje de aquellos que abundan por la ciudad, que por extensa y tan poblada, a la vez son contados y se les ve poco, pero de pronto se manifiesta y lo capturas en una instantánea para darle a la imagen que has captado el toque único e irrepetible que buscabas.

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La señora del Reforma Avenue

La señora del Reforma Avenue contempla toda compungida y con cierta añoranza como la ciudad va cambiando a su alrededor, de pronto aparecen imponentes edificios pero también desaparecen antiguas construcciones llenas de historia.

Ella está consciente de que igual desaparecerá un buen día y mientras llega ese mal día, sigue contemplando pasmada como va evolucionando nuestra ciudad.

Exactamente igual como nosotros…

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Apoteosis de Cuauhtemoc de David Alfaro Siqueiros

Segunda parte de un díptico de murales en el Palacio de Bellas Artes dedicados a Cuauhtémoc que integra una narración sobre la conquista de México.

Apoteosis de Cuauhtemoc (1950-1951) celebra un episodio ficticio, imaginario: el dirigente indígena conduce a su pueblo con valentía frente al enemigo. Siqueiros establece un paralelismo con la historia contemporánea, al relacionar la escena con la necesidad de que México se libere de la política estadounidense de la posguerra. Irónicamente, Cuauhtemoc porta la armadura metálica que cargaban los conquistadores españoles, mientras que una fila de figuras humanas sigue sus pasos con el brazo levantado. El centauro español cae derrotado. Siqueiros reivindica así al líder indígena, quien deja de ser el “Águila que cae” para convertirse en un símbolo de la resistencia y la dignidad del pueblo mexicano.

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