El Hotel Geneve que fue inaugurado en 1907 posee en su Lobby, dentro de un concepto que denominan Hotel Museo, una colección de objetos de época que nos dan un gran paseo por el tiempo, todo en un breve espacio, por ejemplo, dentro de lo que llaman el Phone Bar, una serie de antiguos teléfonos nos hablan de la evolución de estos aparatos tan importantes para la comunicación, tanto que ahora mismo los llevamos con nosotros en todo momento, es en uno de estos teléfonos de los se encuentran en el Lobby, donde se puede escuchar la voz de Porfirio Díaz, quien el 15 de agosto de 1909 grabó en un cilindro de cera un mensaje de agradecimiento para Thomas Alva Edison.
Cuentan que el 20 de noviembre de 1910, día que inició la Revolución, Don Porfirio decidió aparecer públicamente y comer con su familia en el Restaurante Jardín del Hotel Geneve, tal vez por ésta razón en el Lobby Veranda, junto a la puerta del Salón Porfirio, hay una serie de objetos relativos al dictador, un retrato de cuerpo completo al oleo del pintor colombiano Federico Rodríguez, una efigie en marfil y un busto en barro modelado y policromado elaborado en 1886 por Pantaleón Panduro Martínez, la historia de ésta obra narra que en ese año cuando Porfirio Díaz realizo una visita a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, una nutrida recepción fue planeada en su honor encabezada por la aristocracia tapatía, quien invitó al escultor de origen indígena Don Pantaleón Panduro, el maestro, celebre en la región de Tlaquepaque por su rapidez y calidad para hacer retratos en barro, en pleno convite empezó a modelar la imagen del presidente, alguien le dio parte a Díaz quien, admirado por el trabajo, le ofreció la suma que pidiera por una efigie, el historiador Ramón Mata Torres apunta que Panduro le solicitó nada más y nada menos que la presidencia del país, para cumplir con su palabra, Díaz se la concedió durante una hora.
Aquí es quizá el único lugar en toda la ciudad, y es probable que también en todo el país, donde se le rinde una especie de culto a este personaje de nuestra historia, que por su sed de mantenerse en el poder cayó en desgracia como tantos otros pero no en el olvido, es innegable que muchos avances de finales del siglo XIX y muchas construcciones que embellecen nuestra ciudad se las debemos al mismísimo Don Porfirio Díaz.