Todos hemos oído hablar de los Globos de Cantoya y hasta podríamos suponer por el nombre que son de origen japones o chino, pero no, fueron una aportación de Don Joaquín de la Cantolla y Rico nacido en la Ciudad de México un 25 de junio de 1829, a quien podemos observar en esta pintura conocida como Joaquín Cantolla y Rico con su globo aerostático de Antonio González Orozco.
Según la Wikipedia y otras fuentes, Tras cursar los estudios básicos, ingresó al Colegio Militar en el Castillo de Chapultepec, participando en la defensa del castillo durante la invasión americana, debido a un accidente con pólvora perdió un ojo, por lo que tuvo que retirarse del servicio militar sin graduarse.
Después de trabajar en Telégrafos Nacionales, fundó la Empresa Aerostática de México y en 1862 solicitó apoyo del gobierno para realizar ensayos personales sobre aerostatos de dirección, ese mismo año los hermanos Wilson estaban haciendo una ruta por México presentando su globo aerostático y ofreciendo viajes, así que Don Joaquín se acercó a ellos y aprendió todo lo posible sobre la construcción de globos y su pilotaje.
El 26 de junio de 1863, anunció una ascensión en globo en honor de los generales Juan Nepomuceno Almonte y Leonardo Márquez, que tuvo lugar en la Plaza de Toros del Paseo Nuevo, ahora Paseo de Bucareli, el éxito de la experiencia convertiría a sus globos en un elemento básico de las fiestas populares de México, convirtiéndolo en una celebridad al grado de recibir de manos del emperador Maximiliano unas mancuernillas de oro por sus hazañas en el aire.
Los globos de De la Cantolla eran de manta inglesa cortada y cosida, pero además inventó un sistema regulador de la llama de alcohol para graduar el ascenso y el descenso del globo para mejora la alimentación con aire caliente, el invento fue analizado por expertos y probado con éxito el 22 de octubre de 1877 en el patio de la Escuela de Ingenieros del Colegio de Minería.
Para todos sus ascensos se vestía de charro o de levita y sombrero de copa, y portaba la bandera nacional.
Construyó varios globos para sus paseos por México, el primero fue Moctezuma I y la tela de este globo era parchada, el segundo Moctezuma II, construido tras el éxito del anterior y que tenía un tamaño similar, los retales eran blancos, verdes y rojos como la bandera mexicana, y por último Vulcano el globo más grande, hinchado medía unos 20 metros, a mitad de la tela tenía un adorno de tela roja con flecos dorados y cuatro águilas imperiales pintadas, el deterioro del globo causado por el paso del tiempo y los intentos de su hermano por quemarlo, quien se oponía a su afición, hicieron que las autoridades le denegaran seguir volando.
Durante su vida sufrió varios accidentes, en una ocasión, sobrevolaba la Ciudad de México cuando una bajada de aire caliente precipitó el globo contra el tragaluz de una residencia de la calle Salto del agua, atravesando el techo, la familia una vez superado el susto le golpeó repetidamente; el 10 de noviembre de 1863, mientras ultimaba los preparativos para una ascensión desde la Plaza de Armas, contó con la colaboración de un espectador, el sastre Avilés, para sostener una de las amarras, al elevarse el globo, el sastre fue detrás con la amarra atada a la pierna y cayó al vacío sobre el Palacio Nacional, muriendo.
En 1914, Alberto Braniff, el primer mexicano en volar en aeroplano en 1908, había importado de Francia un globo de seis plazas y un experto, Julio Dubois para manejarlo, e invitó a De la Cantolla a un vuelo de prueba. Tras ascender a gran altura, un golpe de aire redirigió el globo hacia el Valle del Chalco, zona regida por las fuerzas zapatistas del general Genovevo de la O, que intentaron bajar el globo a balazos. La intervención del ejército impidió un daño mayor pero el susto fue demasiado para Joaquín De la Cantolla, que sufrió un derrame cerebral al regresar a su casa y falleció a los pocos días un 20 de marzo de 1914.
Así pues, a Don Joaquín se le deben los Globos de Cantolla, aunque por todos lados se les conozca como Globos de Cantoya, ya que fue él quien diseñó estos globos construyéndolos con papel y de un tamaño muy pequeño sin la posibilidad de ser tripulados, los cuales se soltaban y se siguen soltando por cientos en fiestas populares.
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